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Cuentos



HABIA UNA NIÑA LLAMADA BONITA



Había una niña llamada Bonita, que andaba con el pelo largo, suave y rizado, miles de ojos la miraban pasar con esa larga cabellera por doquier. A cada paso que daba, el sol brillaba en su melena, unos brillitos destellaban en sus rizos, un sonido mágico envolvía a la niña y la ponía a bailar alegremente, y mientras el sol bailaba con ella, de colores alegres se llenaba el día, como si a su paso la niña dejara los destellos de su melena esparcidos en el aire al pasar.


Y así, todas las mañanas muy tempranito, mientras la niña Bonita, iba a cumplir con sus labores del día, bailaba al son de su melena y el sol.


12 de Abril, 20:57




LOS CUATRO GATOS QUE QUISIERON TOCAR TU CABELLERA



Había cuatro gatos a la vereda de una ventana, eran apenas cuatro pequeños gatitos que habían salido a distraerse con la vista que tenían del patio; uno lamía su patita delantera, otro trataba de alcanzar las hojas de un girasol que quedaba debajo de la ventana y por más que se agachaba, lo más que podía,, no podía alcanzarlo, el tercero era más atento, miraba a todos lados, cualquier cosa que se moviera llamaba su atención, sea un pájaro en un árbol que quedaba fuera del patio, sea el cruak cruak de un sapito que se oía a lo lejos o la mariposa que pasaba de florcita en florcita para tomar de su polen. Y el cuarto más despreocupado dormitaba bajo los rayos del sol.


De pronto se abrió la puerta de madera, el tercer gato, que era el más curioso, de inmediato fijo su mirada a ese lado, la vio entrar, se quedo con los ojos bien abiertos y casi sin pestañar, parece que contenía la respiración al verla aproximarse, la miraba ansioso como se aproximaba esbelta y con paso seguro, con su cabellera larga negra y rizada, con unos destellos de luz que no podía resistirse de verlo, con esos sus ojos tan sutilmente inquietantes y sus labios rojos, rojos como su saco. Un resplandor del sol de repente alcanzó su bello rostro, el gatito se quedo mudo, mudo por el brillo amarillo intenso que le había alcanzado desde el cielo, amarillo como el paraguas que traía en la mano. 


Ella se disponía a pasar cerca de la ventana, el gatito ya alargaba una de sus patitas queriendo alcanzar a tocar su cabellera, aún cuando la tenía lejos. El cuarto gatito se despabilo, y viendo al gatito de al lado se alzo sobre sus patas, la vio pasar cerca y también alargo la patita pero no pudo alcanzarla, el tercero impaciente ya casi se caía de la ventana por querer tocar su cabellera con la punta de su patita, mientras que el segundo gatito esperaba también ansioso su paso para probar suerte, y el primero, el que se acababa de lamer la patita, prefirió dejarla levantada haber si así la alcanzaba.


El caso es que, el sol bañaba de luz esa cabellera como de estrellas se baña el cielo cuando llega la noche y los cuatro gatitos quedaron maravillados al verla pasar, más ninguno de ellos la pudo alcanzar.


23 de mayo, 11:33



 

AMANECIA EN EL JARDÍN



Amanecia apenas una fría mañana de verano, después de la lluvia, salia el señor sol alumbrando sobre el jardín. De las hojas de un lindo girasol caían las gotas del rocía, sus pétalos era largos como una cabellera y de ellos caían las gotas del rocío que al sol parecían destellos de luz.


Tan suave y delicada erasu carita que las gotitas brillantes resbalaban devolviéndole su fragancia, así la linda flor amarilla, comenzaba a abrir los ojos. Grande fue su sorpresa cuando se encontró con dos ojos enormes mirándola fijamente y una trompita graciosa que se alargaba para olerla tímidamente. De pronto, la cara del elefantito que tenía en frente se levantó para dejar ver su sonrisa, y dijo: -hola yo soy Lumpy- lanzó una carcajada y dijo a continuación; "soy el elefantito de este jardín".


La florcita de inmediato se sintió en confianza con su nuevo amiguito y se sonrió bellamente, Lumpy se sintió aún más alegre en su compañia y se puso a girar como trompo hasta quedar sentado, y dijo: -Pídeme lo que quieras florcita.-


La florecita sintiéndose complacida, sonriendo le contestó: -Llévame a pasear elefantito.- Lumpy rápidamente se puso en cuatro patas y mirándola, dijo: "Si, te llevo en mi lomo, pero dime ¿dónde?"


-Tú eres el elefantito del jardín, llévame a conocerlo, ya que sólo conozco esta parte del jardín y tú me puedes llevar a conocerlo de rincón a rincón.-


-Bien, entonces súbete- dijo Lumpy muy animado.


De un brinco la florcita se pueso en lo alto del lomo de Lumpy y juntos comenzaron su travesía en medio del jardín.


El elefantito gallardo levantaba la trompita y emitía un sonido como de la trompeta aunciando su paso, la florcita se balanceaba suavemente en su lomo y la frescura de la brisa mecía sus pétalos. Las hojas de los árboles se abalanzaban curiosas y asombradas al verla pasar en el lomo del elefantito.


Lumpy de repente se puso a cantar: Lumpy, Lumpy dilo, Lumpy, lumpy dapi divo, efelante soy yo. Así Lumpy cantaba su canción y sus patitas hacían crujir el pasto al pasar, mariposas atraídas por su canto bailoteaban alrededor de su cabeza y así alegres los dos amiguitos, uno encima del otro, avanzaban por la pradera.


Hasta que llegaron a la rivera del río, las aguas corrían mansas hasta perderse a lo lejos, las nubes en el cielo formaban distintas figuras; una parecía un enorme barco de piratas, otra más pequeña se asemejaba a una campana y dos juntitas parecían dos patitos en medio del azul cielo, el silencio de las nubes se veía interrumpido por el piar de unos pajarillos que se escuchaba tímidamente salir de entre los árboles.


Lumpy dobló sus patitas y puso pecho a tierra, la florcita apoyada en la cabeza de Lumpy se recargó sobre su cuello y ahí juntos los dos amiguitos, se quedaron contemplando el bello paisaje, el señor sol desde lo alto los iba envolviendo con sus poderosos rayos y así terminaron la primera travesía de su paseo por el bosque.


Colorín colorado este cuento se ha terminado.


19 de Junio: 17:50









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